"La Búsqueda de Marcos"

Miguel Monsivais
Por -
2


 — ¿Estás seguro de hacer esto, Marcos?


— Es la única opción, no puedo seguir viviendo así. Desde que papá nos contó eso cuando éramos pequeños, no he dejado de soñar con tenerlo.


— Pe… pero lo vas a hacer enojar, se podría dar cuenta y quitarte algo más. Es un viaje peligroso.


— Está decidido, Sofía. Emprenderé el viaje. Tengo que recuperarlo, si alguna vez lo tuve.


Dos jóvenes, en completa oscuridad, hablaban en voz baja en lo que para ellos podría sentirse como una habitación. Se escuchaba el característico ruido de los grillos en las noches no tan frescas. Uno de los jóvenes se movía con precaución, tocando el suelo en busca de objetos y metiéndolos en su bolsillo. Sintió una mano tocando la suya, guiándola en otra dirección.


— Siempre se te olvida dónde está el pan. Mira, toma mi ración de mañana. Yo podré obtener otra. No sabemos si podrás volver a comer.


La joven le entregó un par de panes al joven. Aunque estaban a oscuras, parecía que conocían cada rincón de ese lugar al milímetro.


— Veo que dejarás de insistir. Eso es bueno. ¿Confías en mí entonces?


— No, por supuesto que no. Pero sé que, aunque lo haga, no cambiarás de opinión. Entonces, ¿qué mejor que ayudarte a intentar lograrlo? Quién sabe, tal vez después yo pueda recuperarlo.


El ambiente, aunque en completa oscuridad, parecía un animado día, donde dos jóvenes se apoyaban mutuamente para cumplir sus sueños.


— Bien, es hora de que me ponga en marcha antes de que se haga de noche.


— Suerte.


Le respondió suavemente la joven, mientras él se levantaba y caminaba hacia la salida que conocía. Aunque no podía ver nada, estiró la mano y tomó el pomo de la puerta en completa oscuridad.


— Es un día fresco, pero lo recuperaré. Vendré aquí y te contaré cómo es todo, y después recuperaremos el tuyo también.


El joven dio pasos afuera, y ahora todo parecía desconocido. Se agachó y caminó algunos pasos, buscando alguna vara o palo que le sirviera como extensión de su brazo para caminar erguido. Después de unos metros, encontró algo que le convenció y continuó caminando, mientras hablaba consigo mismo.


— Recuerdo que me lo contó. Cuando empiece a topar con árboles, debo seguir hasta encontrar uno cortado a la mitad. Me podré sentar y empezar a meditar. Ahí será el primer punto de mi viaje.


Siguió avanzando. El joven confundía los días cálidos con las noches y las noches frescas con los días. Aunque para él había caminado algunos kilómetros, no dejaba de dar vueltas por casi los mismos lugares. Hasta que, por suerte, insistencia o destino, topó con un tronco, después con otro y otro más. Había llegado a la entrada del bosque, que estaba a apenas unos 300 metros de donde había partido inicialmente. Pero entre cada vuelta, que para él había subido montañas y cruzado valles, había llegado a su destino. Ahora tendría que cruzar el bosque y encontrar el tronco del cual tenía mucha fe en encontrar.


— Las provisiones se me han terminado, estoy muriendo de hambre y sed. Racioné los cuatro panes suficientes para una semana de camino a pie, pero por fin aquí estoy. Solo tengo que encontrar el portal y poder entrar a ese lugar.


El joven hablaba de llegar al centro del bosque y poder entrar al mundo espiritual. Tenía la esperanza de encontrar a quien le había robado algo cuando ni siquiera sabía que lo tenía. Pero le habían dicho que se lo habían quitado: "el espíritu del zorro". Los dos jóvenes de las cabañas, cuando habían nacido, eran dos apuestos bebés, un varón y una hembra. A leguas se veía que su destino era crecer con una belleza absoluta. El espíritu, al ver esto, sintió envidia. No tenía rostros tan bellos en su colección como estos. Así que apenas segundos después de nacer, como lo había hecho con sus padres, cuando apenas sentían que tenían rostro, el espíritu se los quitó, dejando dos bebés sin cara. Tres orificios apenas, casi como rasgaduras en una tela vieja: dos para respirar y uno para comer. Los padres no pudieron hacer nada, pues fueron víctimas igual que sus hijos.


El espíritu, con forma de un zorro de algunos metros de alto, de pelaje blanco y con un espejo en lugar de cara, era un espíritu de la zona. Los viajeros con defectos faciales, antaño iban con él para que les otorgara un nuevo rostro. Hizo muy feliz a muchos, hasta que una doncella que había sido poco agraciada fue a ver al zorro. Pero con ningún rostro quedaba contenta. Esto llevó al espíritu a aborrecer a la humanidad, atacar la avaricia de la belleza y, en vez de otorgar, empezó a robar rostros, pensando que ese sería castigo suficiente.


Después de largos paseos y días de confusión, de vagar en círculos e imaginar que cruzaba un inmenso bosque, aunque solo fuera de pocos kilómetros de ancho, el joven, en su viaje más torpe que largo, logró encontrar el centro del bosque, que muchas veces había estado a solo dar un giro en alguna u otra dirección. Se ubicó en el tronco y, como su padre le dijo: "cierra los ojos, respira y siente el bosque; llegarás al destino". Así fue como lo hizo el joven. Después de algunos ratos de luchar contra su hambre y sed, encontró la serenidad, lo cual le permitió entrar a ese mundo, el lugar de los espíritus.


— Tu padre ya había venido, ¿Marcos, verdad?


Se escuchó una voz dulce pero dominante, de esas voces embriagantes, con un siseo tenue que acaricia los oídos.


— E… Eres el espíritu del zorro.


— ¡Acertaste! ¡Qué listo eres, Marcos! — y en tono burlón agregó el zorro — ¡Qué bello eres!


— Vine por lo que me quitaste a mí y a mi hermana. Papá nunca me dijo qué era, pero me dijo que tendría una vida magnífica si lo recuperaba.


Suspiraba el zorro mientras rodeaba a Marcos, que no tenía orientación ni noción de lo que pasaba a su alrededor. Solo dirigía sus oídos a donde escuchaba la voz del zorro.


— Marcos… Marcos… Marcos, emprender un viaje por un sueño inculcado por un viejo, que ni siquiera pudo explicarte qué es lo que te falta. Qué ingenuo. Creo que le daré un poco de luz a tu pensar.


Una de las colas del zorro rozó suavemente el lugar donde debería estar la cara de Marcos y en ella puso la que había tenido su padre. Marcos, sin saber qué pasaba y solo sintiendo eso, se dejó caer al suelo de forma instintiva para estar en un lugar menos vulnerable según sus pensamientos.


— Ábrelos, Marcos, abre tus ojos — el zorro lo decía con una voz prepotente; sus días de bondad habían quedado atrás, su espíritu se había corrompido y ahora la idea de venganza ya no estaba en su mente, solo era cruel por placer.


— ¿Ojos?, ¿Qué es eso? ¿Por qué me siento distinto?


El joven, en toda su vida, nunca había sentido lo que eran ojos, cejas, mejillas, nada de eso conocía. Su mente estaba concentrada en reconocer todas estas nuevas sensaciones, hasta que con un movimiento abrió tenuemente un ojo, quedando totalmente sorprendido.


— ¡¡¡ESTO ES LO QUE NOS QUITASTE, DEVUÉLVELO POR FAVOR, NECESITAMOS ESTO!!! — terminó abruptamente.


El zorro había arrancado su cabeza de su cuerpo, mientras en el espejo observaba dos rostros: el que sería de él dentro del mismo espejo y el reflejo del rostro de su padre, que, con los últimos instantes de conciencia, lograba ver.


El viaje de Marcos por recuperar lo que ni sabía que había perdido había terminado.



________________________________________________



¡PERDONENME! 

Se que me pase mucho del limite, pero de verdad esta historia creo que me poseyó JAJA que no pude parar, espero les guste tanto como a mi, y ahora si la presentación.

_________________________________________________

Hola! nuevamente nos vemos en un jueves de relatos esta  vez pone el tema Marcos de su blog - https://marcosplanet.blog/ -

Que nos propone lo siguiente:

Bueno amig@s, se trata de un reto explorador, relacionado con la aventura de viajar y no de realizar un viaje corriente sino de hacer un descubrimiento, cualquier hallazgo que pueda tener un valor para:

– Descubrir huellas de otras civilizaciones

– La investigación de un crimen

– Localizar los restos de un naufragio

– Hallar a una persona desaparecida

– Encontrar un mensaje en una botella o en cualquier otro sitio

En todos los casos la búsqueda debe implicar un desplazamiento a otro lugar, la realización de UN VIAJE, ya sea de corta o larga distancia.

Ejemplo: estás tomando un café y de repente se te ocurre una idea para organizar una búsqueda que anime tu vida.

En cualquiera de los casos hay que mencionar:

Un deseo de la infancia que esté presente en algún momento del relato.


Como anteriormente pudieron leer me pase un poquito 😅 pero espero la historia lo valga, siempre intento apegarme al limite para no consumir mas del tiempo que le tienen destinado a sus jueves o dejar sin tiempo a alguien para leer a cualquier otro participante, así que si llegaron aquí espero haya sido su ultima opción de lectura y así lograran pasar por los demás sin excederse.

Estos retos le dan mucha vida a mi actividad como escritor que nos sacan un poco de lo cotidiano, intente jugar con las reglas y proponer algo que espero este acorde y a la vez distinto.

Quisiera ver si en algún punto podría tener el honor de dirigir algún jueves de retos, es algo que de verdad de la movida a mi semana en muy buena manera.

Muchas gracias por leerme.

 



Publicar un comentario

2Comentarios

  1. Hola Miguel, sí, te emocionaste con la historia, jeje, por eso se te fue de palabras, pero merece la pena que esto pase cuando estamos tan metidos en la escritura que no podemos parar de escribir... Quizá es ese uno de tus temas predilectos, de ahí que no pudieras parar de escribir. Sigue con ello.
    Un abrazo. :)

    ResponderBorrar
Publicar un comentario

#buttons=(Ok, Go it!) #days=(20)

El sitio web utiliza cookies para mejorar tu experiencia. Leer más
Ok, Go it!