El "Santo Madero"

 Hola! 

Se que había estado dejando algunos post medios rápidos, pero es que estaba en la culminación de "Laberinto" que puedo decir que ya esta terminado, pero aun tardara un poco para que pueda ver la luz como tal, y también estoy en el tramo final de "Imperios" la novela que también estoy publicando aquí.

Justo ahora donde vivo, hace un frio inclemente y también me he refugiado un poco en ver películas y demás, pero no se preocupen si les gustan mis análisis de cosas van a volver, pero necesito un poco de chispa de inspiración.

Pero aquí estoy en la participación del reto de los jueves que ya extrañaba sinceramente ponerme a escribir en este tipo de retos, ahora la propuesta viene por parte de "La Trastienda del pecado" que nos solicitaba inspirarnos en alguna frase yo elegí esta:

Y en ese momento, Juro que fuimos infinitos.

"Las ventajas de ser un maginado"

Stephen Chbosky

Aquí esta mi aporte (que si buscan "Santo Madero, Parras de la Fuente", les  saldrán imágenes muy bonitas de mi pueblo)

Santo Madero

Él y ella, inocentes en el amor, caminaban hacia el 'Santo Madero', sus pasos guiados por la luz de estrellas que puntuaban el cielo. Bajo la inexistente luna, sus miradas reflejaban la pureza compartida. No necesitaban palabras elaboradas; sus sonrisas tímidas y el suave roce de sus manos transmitían todo lo que necesitaban decir. El cielo estrellado, sin la luna presente, amplificaba la intensidad de cada estrella, como testigos silentes de su conexión única.

Moreno y ella dulce, su piel pintada por el resplandor de las estrellas, se entrelazaban en una danza cósmica. El firmamento, su cómplice, parecía tejer hilos de luz que conectaban sus corazones. Las ideas fluían entre ellos como antiguos secretos desvelados, como si sus almas ya se conocieran en otra vida o sus átomos hubieran compartido el mismo aliento en el momento del big bang.

En la colina, bajo el altar celestial, comenzaron a platicar como amigos de la infancia que se reencuentran después de mucho tiempo. Las risas resonaban en la noche, cómplices del misterio que envolvía el encuentro. Cada palabra emergía con la naturalidad de un cuento que ya conocían, como si sus historias se hubieran entrelazado en algún rincón perdido del tiempo.

El viento nocturno susurraba secretos mientras sus cuerpos se acercaban, guiados por un impulso innato. El frío de la noche y el calor de sus miradas creaban una dualidad encantadora. Una mano buscaba la otra, un juego infantil lleno de emoción, el palpitar acelerado de dos corazones que deseaban, pero temían dar el paso.

El destino, como un hábil jugador de ajedrez, movía sus piezas con maestría. No sabían quién dio el paso, pero en ese momento, sus manos se encontraron. Un gesto simple, una conexión profunda. Como si el universo entero conspirara a favor de su amor, juraron ser infinitos en ese instante mágico bajo el cielo estrellado."

Si en ese momento el destino le preguntara a él, con seguridad te respondería: Y en ese momento, juro que fuimos infinitos.

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Pronto volveré a visitar sus blogs a leerlos, se que me extrañan 🫣